Aprender cómo hablar para que tu cliente te escuche no tiene nada que ver con gritar más fuerte, ni con volverte alguien que no eres.
Tiene que ver con reconocer cuándo tu mensaje está siendo ignorado… y tener el coraje de preguntarte por qué.
“Si no me entienden, no me estoy comunicando bien.”
Esta es una lección que me ha tomado años aprender.
Pero hay algo peor: hablar y sentir que no te están escuchando.
Hay una razón. Siempre la hay.
Pero cada vez que decides guardar silencio por temor a no ser escuchado …
Estás empeorando el problema.
Después de cientos de conversaciones con personas capaces, con empresas reales… pero que nadie conoce.
Esto es lo que te puedo decir:
No ser escuchado duele. Pero duele más que no vean el valor de lo que haces.
Esconderte detrás del miedo no resuelve el problema.
Lo empeora.
Y te mantiene estancado.
No estás estancado por falta de estrategia, sino por falta de coraje para decirte la verdad.
Hay algo que duele más que no ser escuchado: no escucharte a ti mismo. Saber que tienes que cambiar y no atreverte.
Tienes 2 opciones:
1. Seguir callando, sufrir en silencio y continuar echándole la culpa a los demás, a los referidos … al mercado.
2. O buscar la forma de aprender a mostrar tu trabajo para que otros te vean y te elijan.
Si puedes ver cómo otros hacen crecer empresas como la tuya y estás listo para empezar a cambiar te quiero invitar a mi nueva clase gratis:
Tu teléfono no suena, no porque no seas bueno, sino porque las personas no saben que tu empresa existe.
Las personas no te pueden elegir, porque no te pueden ver.
Al final del día, no se trata solo de hacer bien tu trabajo.
Se trata de ser capaz de expresarlo de una forma que otros puedan ver, sentir y elegir.
Porque el verdadero cambio ocurre cuando dejas de esconderte y finalmente tomas tu lugar porque sabes: cómo hablar para que tu cliente te escuche.